Episodio I
El rapto
Era una noche estrellada, las farolas y cualquier otro útil de iluminación no servían para nada gracias a la hermosa luz blanca que aquellos brillantes puntitos en mitad de aquel manto negro emitían; Simon miró al cielo y se preguntó como era posible que, en la ciudad, un lugar lleno de luz artificial que normalmente eclipsaba tan hermoso resplandor brillaran tanto las estrellas y la luna llena.
Luna llena,
brillante,
hermosa,
perfecta
y, a veces,
triste y lúgubre,
triste...
lúgubre...
Se quitó con rapidez aquellas dos últimas palabras de la cabeza, no quería estropear aquella cita, su primera cita. Miró a su izquierda, allí estaba ella, Alicia, durante un año su mejor amiga y, si todo salía como el esperaba, quizá algo mas; Alicia era aun mas bella bajo aquella luz blanquecina, su cabello, de un brillante color negro azabache reflejaba el brillo de las estrellas, su cara, fina y de rasgos no muy marcados presentaba una pálidez que la embellecía aun mas si cabe.
Llegaron a la única fuente del parque por el que paseaban, Simon miró su reflejo y, como otras veces en los dos años que habían pasado desde que la conoció, se vió identico a ella, con la diferencia de que él era mas robusto, iba pelado a capa y le sacaba casi un palmo de estatura.
- Simon...
Simon dio un respingo y miró donde se encontraba Alicia.
- ¿En que piensas? - Alicia se divertía viendole tan pensativo, porque Simon no era de esos que piensan, mas bien todo lo contrario, su impetuosidad provocó hace unos meses que Alicia descubriera su verdadera naturaleza, pero aquello lo que hizo fue unirlos todavía mas - nunca te había visto tan callado...
Simon abrió la boca sin decir nada, y aquella no era la primera vez que le pasaba, normalmente, ver a Alicia sonreir le dejaba literalmente sin habla.
- Sentemonos - Propuso - pareces cansada.
Se sentaron los dos a la vez en el borde de la fuente, Simon se sintió a punto de reventar...
- Alicia, yo... - Comenzó a decir.
- Te quiero... - Terminó Alicia sin mediar palabra, Simon quedó patidifuso y con la boca abierta, Alicia se rió para sus adentros al ver la cara que se le quedó a su pareja.
- Será una broma, supongo -Simon se dirigió a ella entre sorprendido y molesto, a la vez que confuso.
- ¿Crees que yo bromearía con algo así?.
El tono de voz de Alicia se iba haciendo cada vez mas dulce conforme ésta acercaba su rostro al de Simon a la vez que le decía cosas romanticas que Simon, completamente confuso, no terminaba de asimilar; pese a que lo iba a conseguir, aquello no lo esperaba, "Se suponía que era yo el que debía declararse" pensó cuando
sus caras se encontraban tan sólo a unos milímetros una de otra. Era una escena clásica pero hermosa a la vez, dos adolescentes - mas bien preadolescentes - de catorce años él y trece años ella a punto de marcar el resto de sus vidas con un beso.
El primer beso.
De repente, un escalofrío recorrió la espalda de Simon hasta llegarle al cuello; dejando a Alicia con tres palmos de narices se levantó y miró a su alrededor con miedo, el parque estaba ahora cubierto por una densa niebla; Sintió que algo le agarraba con fuerza el brazo izquierdo, era Alicia, que estaba completamente aterrorizada y temblaba de frío; extrañado, Simon advirtió que la temperatura había bajado bruscamente, "estamos casi en verano" se dijo, "¿De donde sale este aire tan frío?".
- No... otra vez no... por favor... - Dijo Alicia entre sollozos y tiritando.
- ¡Alicia!, ¿Has vivido esto antes? - Preguntó Simon mientras intentaba dominar su miedo; en toda su carrera como cazador de vampiros no había visto nunca tantos fenómenos poltergeist juntos (Frío, niebla, oscuridad completa y estaba seguro de oir objetos estrellandose contra los árboles).
Un brillo rojo como la sangre penetró a traves de la niebla cegandolos a los dos, su intensidad bajó gradualmente hasta ser la justa como para ver su origen: un círculo rojo en mitad del cielo.
- Él no... - Alicia estaba cada vez mas asustada - Simon... por favor... ayudame...
La niebla comenzó a disiparse muy lentamente, cuando hubo desaparecido suficiente, Simon pudo divisar tres extrañas siluetas en medio del parque; los ojos de una de ellas, la mas alta, emitieron un brillo rojizo extraño, y Simon quedó completamente paralizado.
- ¿Quienes o que sois? - Gritó lo mas fuerte que pudo -
¿que quereis?.
La misma silueta de antes alzó la mano con la palma en dirección a ellos, de repente, como si un toro los hubiera corneado, salieron volando a traves de la fuente, que quedó convertida poco menos que en gravilla, y se dieron con la barandilla de una escalera cercana; Alicia perdió el conocimiento, y Simon, que se dió en pleno centro de la columna vertebral, no era capaz de moverse.
Las tres siluetas se acercaron a ellos, entonces Simon pudo divisarlas mejor, parecían la misma persona, pero el mas alto era el mayor, el de estatura mediana parecía simplemente madurito y el mas bajo no pasaría de los veinte años; de repente se detuvieron, el mas joven abrió la mano y en ella apareció lo que parecía una espada, pero el mayor le cogió la muñeca, parandole en seco, el menor pateó el suelo en una clara muestra de fastidio. Sintió movimiento a su lado, creía que Alicia acababa de despertarse, iba a decirle que corriera lo mas lejos posible, que huyera, pero comprobó que se trataba de el maduro, que la levantaba y la colocaba sobre sus hombros; quería levantarse y luchar contra ellos como ya había luchado contra otros vampiros, pero no podía, le dolía terriblemente el todo cuerpo; el maduro se reunió con los otros dos y desaparecieron dejando una nube de humo. Simon sintió que le fallaban las fuerzas, sintió frío, se le cerraron los ojos,
vio la luna recuperar su color blanco,
vio las estrellas,
despues la oscuridad,
y, por último,
nada...